miércoles, 28 de enero de 2015

pideme lo que quieras

capitulo 35

Cuando llegamos al circuito, nos encontramos con Riichi en la puerta. En cuanto me ve, me saluda y me indica que espere a mi padre en la zona de boxes. Le indico a Naruto como llegar hasta allí y bromea conmigo mientras da acelerones que hacen que yo grite y me agarre a él.

Al llegar a boxes no hay nadie. Nos apeamos de la moto y yo la miro. En una preciosidad.

-¿Quieres que te enseñe a llevarla?

Su pregunta me sorprende y reacciono como un niño.

-Uf…no se.

-¿Te da miedo?

-Nooooo

-¿Entonces?

El sol me da en la cara y guiño un ojo para verlo mejor.

-Me da miedo caerme y jorobarla.

-No dejare que te caigas-responde con seguridad.

Eso me hace reír. Ese es Naruto, un hombre seguro.

Al final, azuzado por él, me monto en la moto. Miro a mi alrededor y veo que mi padre todavía no aparece. Durante unos minutos, me explica que las marchas están en el pie izquierdo, luego me indica cual es el puño de acelerar, el embrague y como tengo que frenar. Después arranca la moto.

-¡Vaya, que sonido tiene!

-Nene, las Ducati suenan todas así. Fuerte y bronco. Ahora venga, mete primera y…

Hago lo que me pide y la moto se cala.

Con una sonrisa cariñosa, vuelve a arrancarla.

-Esto es como un coche, cariño. Si sueltas el embrague de prisa se cala. Mete primera, suelta despacito y acelera.

Me ha llamado cariño dos veces en menos de dos horas. ¡Dos veces!

Vuelvo a meter primera, suelto despacito y ¡zas! , la moto se me vuelve a calar.

-No te preocupes-Ríe, acercándose a mi.

Hace el mismo proceso y esta vez me concentro. Meto primera, suelto despacito el embriague y acelero. La moto comienza a andar y él aplaude mientras yo chillo. De pronto freno y la moto se levanta de atrás. Naruto grita y se acerca corriendo hacia donde me he parado.

-Si frenas solo con el freno de delante, te puedes caer.

-Vale.

Repetimos el proceso veinte veces mas y cada vez lo hago peor. Freno peor y me voy a matar. La cara de Naruto es un poema.

-Vamos, bajate de la moto.

-Noooooo…. ¡Quiero aprender!

-Otro día continuaremos con las clases-insiste.

-Venga, Naruto….no seas aguafiestas.

Sus ojos no sonríen. Esta tenso.

-Se acabo, Sasu. No quiero que te rompas la cabeza.

Pero yo ya le he tomado el gustillo al asunto y quiero seguir.

-Una vez más, ¿vale? Solo una vez.

Naruto me mira, muy serio, pero claudica.

-Una vez mas, pero luego te bajas, ¿entendido?

-¡Biennnnn! Entonces meto primera y…-Al ver la incomodidad en su mandíbula lo miro y pregunto-: Oye, ¿Por qué estas tan preocupado?

-Sasu….tengo miedo de que te hagas daño.

-¿Te angustia no saber lo que va a pasar?

-Si.

-¿Por qué?

Sin entender mis preguntas y con el ceño fruncido responde:

-Porque necesito saber que estas bien y que no te pase nada.

Arranco de nuevo la moto. Meto primera, suelto el embrague y acelero con precaución. La moto va despacio y él a mi lado.

-¡Naruto!

-Dime.

-Que sepas que la angustia que acabas de sentir en este ratito no es comparable con la que yo he sentido estas dos semanas. Y ahora, ¡mira esto!

Meto segunda, acelero y la moto sale despedida. Meto tercera…cuarta y salgo directo al circuito. Por el retrovisor veo que se queda patidifuso y entonces sonrió. Estoy encantado de volver a conducir una moto. Algo que siempre me ha gustado y que me proporciona libertad. Mientras cojo las curvas del circuito de Jerez pienso en él. En su gesto de preocupación y de nuevo vuelvo a sonreír. Me lo imagino en los boxes, solo y desconcertado. Acelero.

Salgo de la pista y me meto en los boxes. Me lo encuentro en un escalón. Cuando me ve, se levanta. Su gesto es duro. Iceman ha vuelto pero, encantado de haberlo hecho sufrir por unos minutos, llego hasta él y freno, con brusquedad y sin apagar a moto. Me quito el casco y al mas puro estilo de Los Ángeles de Charlie lo miro.

-Pero, vamos a ver, Iceman, ¿de verdad creías que yo, el hijo de un mecánico, no sabía conducir una moto?

Naruto se acerca a mí. Creo que me va a decir de todo menos bonito cuando me agarra por el cuello y me besa con autentica pasión. Subido aun en la moto lo agarro y lo devoro hasta que escucho la voz de mi padre:

-Ya sabia yo que el que corría por la pista era mi hijo.

Rápidamente me separo de Naruto. Le guiño un ojo, lo que lo hace sonreír, y vuelvo la cabeza hacia mi padre.

-Papa, te presento a un amigo. Naruto Namikaze.

Mi padre sonríe. Lo escanea y se que sabe que ese hombre es el hombre que esta en mis pensamientos. Naruto da un paso adelante y le da la mano con fuerza. Mi padre se la acepta.

-Encantado de conocerlo, señor Uchiha.

-Llámame Fugaku, muchacho, o tendré que llamarte yo a ti por ese apellido tan raro que tienes.

Ambos sonríen y se que se han caído bien. Después, Naruto me mira y se dirige a mi padre:

-Fugaku, tiene usted un hijo un poco mentiroso. Me había dicho que no sabia montar en moto y, después de hacerme enseñarlo como embragar, ha salido disparado como una flecha.

-¿Le has dicho eso, sinvergüenza?-se mofa mi padre.

Yo asiento divertido.

-Naruto, mi hijo ha sido el campeón de motocross de Jerez durante varios años y, a día de hoy, sigue cosechando premios.

-¿En serio?

-Aja-asiento divertido.

Durante un rato, Naruto y mi padre bromean y yo entro en sus bromas. Tengo ante mí a los dos hombres que más quiero en mi vida y estoy feliz. Un rato después, mi padre comienza a andar y vuelve su cabeza hacia nosotros.

-Seguidme, muchachos.

Cuando voy a seguir a mi padre, Naruto me agarra por la cintura y me acerca a él.

-Azabachito, eres una cajita de sorpresas.

Pestañeo como un dulce damisela y le suelto un fingido puñetazo en el estomago que lo hace reír.

-Pues andate con ojo, que también fui campeón regional de Karate.

Lo oigo silbar, sorprendido, cuando mi padre dice al entrar en un box:

-Mira lo que tengo preparado para ti.

Ante mi la moto con la que gane esos premios de motocross, limpia y reluciente. Una Ducati Vox MX 530 de 2007. Emocionado, voy hasta ella y me monto. A mi padre le sena el móvil y sale del box. La arranco y su sonido áspero retumba a nuestro alrededor. Después miro a Naruto y digo mientras sonríe a carcajadas:

-¿Te he dicho que me encanta el sonido fuerte y bronco de las Ducati, nene?


Continuara….

martes, 27 de enero de 2015

Pideme lo que quieras

capitulo 35

Cuando llegamos al circuito, nos encontramos con Riichi en la puerta. En cuanto me ve, me saluda y me indica que espere a mi padre en la zona de boxes. Le indico a Naruto como llegar hasta allí y bromea conmigo mientras da acelerones que hacen que yo grite y me agarre a él.

Al llegar a boxes no hay nadie. Nos apeamos de la moto y yo la miro. En una preciosidad.

-¿Quieres que te enseñe a llevarla?

Su pregunta me sorprende y reacciono como un niño.

-Uf…no se.

-¿Te da miedo?

-Nooooo

-¿Entonces?

El sol me da en la cara y guiño un ojo para verlo mejor.

-Me da miedo caerme y jorobarla.

-No dejare que te caigas-responde con seguridad.

Eso me hace reír. Ese es Naruto, un hombre seguro.

Al final, azuzado por él, me monto en la moto. Miro a mi alrededor y veo que mi padre todavía no aparece. Durante unos minutos, me explica que las marchas están en el pie izquierdo, luego me indica cual es el puño de acelerar, el embrague y como tengo que frenar. Después arranca la moto.

-¡Vaya, que sonido tiene!

-Nene, las Ducati suenan todas así. Fuerte y bronco. Ahora venga, mete primera y…

Hago lo que me pide y la moto se cala.

Con una sonrisa cariñosa, vuelve a arrancarla.

-Esto es como un coche, cariño. Si sueltas el embrague de prisa se cala. Mete primera, suelta despacito y acelera.

Me ha llamado cariño dos veces en menos de dos horas. ¡Dos veces!

Vuelvo a meter primera, suelto despacito y ¡zas! , la moto se me vuelve a calar.

-No te preocupes-Ríe, acercándose a mi.

Hace el mismo proceso y esta vez me concentro. Meto primera, suelto despacito el embriague y acelero. La moto comienza a andar y él aplaude mientras yo chillo. De pronto freno y la moto se levanta de atrás. Naruto grita y se acerca corriendo hacia donde me he parado.

-Si frenas solo con el freno de delante, te puedes caer.

-Vale.

Repetimos el proceso veinte veces mas y cada vez lo hago peor. Freno peor y me voy a matar. La cara de Naruto es un poema.

-Vamos, bajate de la moto.

-Noooooo…. ¡Quiero aprender!

-Otro día continuaremos con las clases-insiste.

-Venga, Naruto….no seas aguafiestas.

Sus ojos no sonríen. Esta tenso.

-Se acabo, Sasu. No quiero que te rompas la cabeza.

Pero yo ya le he tomado el gustillo al asunto y quiero seguir.

-Una vez más, ¿vale? Solo una vez.

Naruto me mira, muy serio, pero claudica.

-Una vez mas, pero luego te bajas, ¿entendido?

-¡Biennnnn! Entonces meto primera y…-Al ver la incomodidad en su mandíbula lo miro y pregunto-: Oye, ¿Por qué estas tan preocupado?

-Sasu….tengo miedo de que te hagas daño.

-¿Te angustia no saber lo que va a pasar?

-Si.

-¿Por qué?

Sin entender mis preguntas y con el ceño fruncido responde:

-Porque necesito saber que estas bien y que no te pase nada.

Arranco de nuevo la moto. Meto primera, suelto el embrague y acelero con precaución. La moto va despacio y él a mi lado.

-¡Naruto!

-Dime.

-Que sepas que la angustia que acabas de sentir en este ratito no es comparable con la que yo he sentido estas dos semanas. Y ahora, ¡mira esto!

Meto segunda, acelero y la moto sale despedida. Meto tercera…cuarta y salgo directo al circuito. Por el retrovisor veo que se queda patidifuso y entonces sonrió. Estoy encantado de volver a conducir una moto. Algo que siempre me ha gustado y que me proporciona libertad. Mientras cojo las curvas del circuito de Jerez pienso en él. En su gesto de preocupación y de nuevo vuelvo a sonreír. Me lo imagino en los boxes, solo y desconcertado. Acelero.

Salgo de la pista y me meto en los boxes. Me lo encuentro en un escalón. Cuando me ve, se levanta. Su gesto es duro. Iceman ha vuelto pero, encantado de haberlo hecho sufrir por unos minutos, llego hasta él y freno, con brusquedad y sin apagar a moto. Me quito el casco y al mas puro estilo de Los Ángeles de Charlie lo miro.

-Pero, vamos a ver, Iceman, ¿de verdad creías que yo, el hijo de un mecánico, no sabía conducir una moto?

Naruto se acerca a mí. Creo que me va a decir de todo menos bonito cuando me agarra por el cuello y me besa con autentica pasión. Subido aun en la moto lo agarro y lo devoro hasta que escucho la voz de mi padre:

-Ya sabia yo que el que corría por la pista era mi hijo.

Rápidamente me separo de Naruto. Le guiño un ojo, lo que lo hace sonreír, y vuelvo la cabeza hacia mi padre.

-Papa, te presento a un amigo. Naruto Namikaze.

Mi padre sonríe. Lo escanea y se que sabe que ese hombre es el hombre que esta en mis pensamientos. Naruto da un paso adelante y le da la mano con fuerza. Mi padre se la acepta.

-Encantado de conocerlo, señor Uchiha.

-Llámame Fugaku, muchacho, o tendré que llamarte yo a ti por ese apellido tan raro que tienes.

Ambos sonríen y se que se han caído bien. Después, Naruto me mira y se dirige a mi padre:

-Fugaku, tiene usted un hijo un poco mentiroso. Me había dicho que no sabia montar en moto y, después de hacerme enseñarlo como embragar, ha salido disparado como una flecha.

-¿Le has dicho eso, sinvergüenza?-se mofa mi padre.

Yo asiento divertido.

-Naruto, mi hijo ha sido el campeón de motocross de Jerez durante varios años y, a día de hoy, sigue cosechando premios.

-¿En serio?

-Aja-asiento divertido.

Durante un rato, Naruto y mi padre bromean y yo entro en sus bromas. Tengo ante mí a los dos hombres que más quiero en mi vida y estoy feliz. Un rato después, mi padre comienza a andar y vuelve su cabeza hacia nosotros.

-Seguidme, muchachos.

Cuando voy a seguir a mi padre, Naruto me agarra por la cintura y me acerca a él.

-Azabachito, eres una cajita de sorpresas.

Pestañeo como un dulce damisela y le suelto un fingido puñetazo en el estomago que lo hace reír.

-Pues andate con ojo, que también fui campeón regional de Karate.

Lo oigo silbar, sorprendido, cuando mi padre dice al entrar en un box:

-Mira lo que tengo preparado para ti.

Ante mi la moto con la que gane esos premios de motocross, limpia y reluciente. Una Ducati Vox MX 530 de 2007. Emocionado, voy hasta ella y me monto. A mi padre le sena el móvil y sale del box. La arranco y su sonido áspero retumba a nuestro alrededor. Después miro a Naruto y digo mientras sonríe a carcajadas:

-¿Te he dicho que me encanta el sonido fuerte y bronco de las Ducati, nene?


Continuara….

lunes, 26 de enero de 2015

Pideme lo que quieras

capitulo 34


A las once y media, mi amiga Yakumo pasa a buscarme y juntos vamos a ver a su sobrino. Como me ha dicho mi padre, el niño es precioso. A la una ya estamos de vuelta en casa y nos bañamos en la piscina. El agua esta fresquita y muy rica.

Yakumo me cuesta sus cosas e intenta interrogarme sobre Neji. Pero en cuanto ve que no quiero hablar sobre el tema, lo deja estar y hablamos de otras cosas. A las dos y media, mi amiga regresa a su casa y yo me quedo tirado en la piscina. Suena mi teléfono. Un mensaje. Es Neji para invitarme a comer. Rechazo la invitación y me tiro en la hamaca a escuchar música.

Mi móvil pita de nuevo. Maldigo. Lo cojo pero me quedo sin aire cuando leo: << ¿Tomas algo conmigo?>>. ¡Es Naruto!

El corazón me palpita.

Naruto esta en Madrid y yo a demasiados kilómetros de él. Cojo la Coca-Cola y bebo. La garganta de pronto se m ha quedado seca y el móvil vuelve a sonar otra vez.

<<Sabes que no soy paciente. Responde. >>

Con las manos temblorosas comienzo a teclear, pero ¡no doy ni una! Finalmente consigo poner. <<Estoy de vacaciones>>.

Lo envió y las tripas se me encogen hasta que oigo que el móvil pita y leo su respuesta. <<Lo se. Muy bonita la puerta roja del chalet de tu padre. >>

Cuando leo eso, doy un chillido, suelto el móvil, cojo una chaqueta y corro hacia la puerta como alma que lleva el diablo. En mi carrera, arraso las sillas del patio y me dejo la cadera, pero n importa.

¡Naruto esta allí!

Abro rápidamente la puerta pero es tal mi ceguera que no veo ningún coche que pueda ser de él, hasta que un pitido me hace mirar a mi derecha y veo a un hombre sobre una imponente moto. Se baja de ella, se quita el casco y sus ojos y su boca me sonríen.

Sin importarme nada, ni nadie, corro hacia él y me tiro a sus brazos. Es tal mi impulso que estamos los dos a punto de rodar por el suelo, pero nada, absolutamente nada me importa. Solo lo abrazo y me estremezco cuando vuelvo a oír su voz en mi oído:

-Pequeño…te he echado de menos.

Estoy nervioso. ¡Histérico!

Naruto, ¡mi Naruto!, esta entre mis brazos. En Jerez. En la puerta de la casa de mi padre. Me ha buscado. Me ha encontrado y eso es lo único que quiero pensar.

Cuando me separo de él, siento su mirada recorrer mi cuerpo y entonces soy consciente de mi estado.

-Naruto, podrías haber avisado. Mira que pintas tengo.

Él no contesta. Solo me mira y entonces me agarra de la nunca y me acerca a él, dispuesto a darme un apasionado beso que hace que todo jerez tiemble.

-Estas precioso, cariño.

¡Ay, Dios! Me va a dar algo ¡Y encima me llama cariño!

-¿Cómo esta tu brazo?-pregunta de pronto.

Lo levanto y le enseño la marca de la plancha.

-Perfecto.

Naruto hace un gesto con la cabeza y lo invito a pasar a mi casa.

Me sigue y le ofrezco una cerveza. La rechaza y pide agua. Lo hago esperar en la piscina mientras me visto. Se resiste pero le hago entender que es la casa de mi padre y puede aparecer en cualquier momento. Acepta mis explicaciones y accede a mi petición. Tardo en vestirme cinco minutos. Unos vaqueros, una camiseta y arreando.

Cuando aparezco, Naruto me mira.

-Has recibido un par de mensajes de Neji.

Resoplo y, antes de poder responder, Naruto me atrae hacia él y me besa con posesión. Sus besos me hacen entender que me ha echado de menos como yo a él, y eso me gusta. Aunque aun me tiene que explicar muchas cosas. Entre besos, entramos en la cocina. Naruto me sube a la mesa para continuar su reguero de besos, mientras me aprieta contra él.

Calor…tengo un calor horroroso y más cuando baja su cabeza y me muerde los pezones por encima de la camiseta. El ansia viva nos puede. Nos consume y al final soy yo el que. Olvidándome donde estoy, de mi padre y de la Virgen de Triana que preside la cocina, le abro el vaquero, meto mis manos bajo los calzoncillos y lo toco. Le exijo más.

Naruto, avivado por mis caricias, me desabrocha el vaquero, tira de él y me lo quita. A este le siguen los boxers y siento el frió de la mesa sobre mis nalgas. Continúo sentado sobre la mesa y observo como se pone con rapidez un preservativo. Veo mi tatuaje pero él no lo ve. Esta cegado por el sexo. ¡Me gusta!

Me atrae hacia él. Con las respiraciones entre cortadas y el deseo instalado en la mirad, coloca su pene en la entrad de mi trasero, lo introduce unos centímetros y después me agarra e las caderas y con un certero movimiento lo introduce totalmente en mi interior, mientras veo que se muerde el labio.

Si…Si…si…Necesitaba sentir a Naruto.

Sin hablar, me coge en volandas para ponerme más a su altura y me apoya contra el frigorífico. Lo beso…me besa con desesperación y sus acometidas fuertes y profundas contra mi me hacen gritar de puro placer. Una…dos…tres…Mi cuerpo lo recibe gustoso…cuatro…cinco…seis… ¡Quiero mas! De nuevo, mi carne arde, mi orificio tiembla por su posesión y yo jadeo y me corro entre sus brazos. Soy feliz. Muy feliz y no quiero pensar en nada mas mientras dejo que él me tome como le gusta. Como nos gusta. Rudo, posesivo y varonil.

Tras varias potentes embestidas en las que siento que me va a romper, Naruto se echa hacia atrás y suelta un gruñido. Deja caer su cabeza sobre mi hombro y, durante unos minutos, los dos permanecemos apoyados en el frigorífico.

-¿Qué haces aquí, Naruto?

-Me moría por volverte a verte.

Escuchar aquello me hace cerrar los ojos. Adoro escuchar aquello pero no entiendo por que no ha venido a verme antes. Finalmente me besa, me baja al suelo y pasamos por el baño para asearnos un poco antes de salir de la casa de mi padre y entre besos y risas. Me pide que vayamos a comer a algún lado y al llegar hasta la espectacular moto que ha traído pregunto:

-¿Es tuya?

No responde. Se encoge de hombros y me entrega el otro casco para que me lo ponga.

-¿Te dan miedo?

Me pongo el casco que él me da.

-Miedo no, respeto.

Naruto sonríe. Se monta y arranca la moto.

-Agarrate a mi con fuerza. Si en algún momento tienes miedo, me lo dices, ¿de acuerdo?

Asiento y emprende la marcha.

Le indico por las calles de Jerez y comemos en el restaurante de Fuku, una amiga de mi padre. Esta, al verme entrar tan bien acompañado, me guiña el ojo y nos lleva hasta la mejor mesa que tiene. Luego me besuquea y me regaña por ir tan poco a visitarla, mientras observo que Naruto teclea algo en el móvil. Cuando por fin termina con sus besos y reproches, nos entrega la carta.

-Niño, pide el salmonero, que hoy me ha salido de escándalo.

Miro a Naruto y pregunto:

-¿Te gusta el salmonero?

-¿Eso que es?-pregunta divertido.

-Mira, siquillo-le explica la Fuku-. Es una especia de gaspasito pero más consentraito. Si te gusta la verdura, te aseguro que el salmonero d la Fuku te gustara.

Los dos respondemos al unísono: ¡Salmonero para los dos!

-¿Y de segundo que nos ofreces?

La Fuku sonríe y dice:

-Tengo un atún ensebollaito que quita toe er sentio, ochuletitas. ¿Qué preferís?

-Atún-responde Naruto.

-Yo también.

Cuando se marcha la Fuku, Naruto me mira y extiende sus manos por encima de la mesa para coger las mías. No decimos nada. Solo nos miramos hasta que él rompe el hielo:

-Soy un gilipollas.

-Exacto. Lo eres.

Ese comentario me demuestra que recibió mis correos.

-Quiero que sepas que me volví loco al recibir tu ultimo correo.

Le suelto las manos.

-Te lo merecías.

-Lo se…

-Hice lo que me pediste. Y como tu secuaz no podía ver lo que hacia dentro de a habitación, decidí ser yo quien te lo mostrara.

Miro sus manos. Sus nudillos se ponen tensos. Se blanquean.

-Admito mi error, pero ver lo que v no me gusto.

Eso me sorprende. Me recuesto sobre la silla.

-¿No te gusto ver como jugaba con otro?

Naruto me mira. Su mirada se toma sombría.

-No, si en ese juego o estaba yo.

Me niego a confesarle que para mí si estaba e ese juego.

-¿Me perdonas?

-No lo se. Lo tengo que pensar, Iceman.

-¿¡Iceman!?

Sonrió, pero no le revelo que fue Sai quien le puso el mote.

-Tu frialdad en ocasiones te convierte en un hombre de hielo, ¡Iceman!

Asiente. Clava su mirada en mi y exige que le de nuevo la mano.

-Te pido disculpas por no  haberte llamado en todo este tiempo. Pero creeme si te digo que he estado muy liado.

-¿Por qué no podías?

Lo piensa. Lo piensa…lo piensa y, finalmente, parece haber dado con la respuesta:

-Prometo que la próxima vez te llamare.

Intento poner cara de enfado. No me ha respondido, pero no puedo estar enfadado con él. Estoy tan…tan feliz porque me haya buscado y este allí conmigo que solo puedo sonreír como un tonto y dejarme llevar por la felicidad. Mi móvil suena. Es Neji. Naruto ve el nombre que se enciende en la pantalla.

-Cogelo, si quieres.

-No…ahora no.-Apago el móvil.

La comida, como bien dijo la Fuku, esta buenísima. El salmonero esta de lujo.

 Y el atún, de relujo. Cuando salimos del restaurante miro el reloj. Las cuatro y cuarto. Entonces me acuerdo de que a las cinco he quedado con mi padre.

-¿Te apetece conocer el circuito de Jerez?

Naruto me acerca a él y susurra cerca de mi boca:

-Pequeño, por apetecerme, me apetece otra cosa. Vamos, he alquilado una villa que…

-¿Has alquilado una villa?

-Si. Quiero estar cerca de ti.

Su cercanía, su voz y su sugerencia me hacen jadear. Por mi cabeza cruza la idea de correr a la villa, pero no. No lo voy a hacer por mucho queme apetezca. No.

-He quedado con mi padre a las cinco en el circuito. ¿Te apetece conocerlo?

-¿A tu padre?

.Si. A mi padre. Pero, tranquilo, ¡no se come a los alemanes!

Mi comentario vuelve a hacerlo sonreír. Y, tras darme un azote, me entrega el casco.

-Vayamos a conocer a tu padre.

Continuara…



domingo, 25 de enero de 2015

Pídeme lo que quieras

Capitulo 33

Dos días después, Neji no ha vuelto a aparecer aunque si me manda mensajes al móvil para preguntarme como estoy y para invitarme a comer o cenar. Rechazo sus invitaciones. No quiero verlo. Saber que ha curioseado e mi vida y en la de Naruto me pone furioso. ¿Qué le pasa a los hombres.

Cuando despierto el quinto día, sonrió. Mi habitación sigue como siempre. Papa se encarga de que nada cambie y, cuando escucho sus nudillos tocar en mi puerta y veo su cara, sonrió.

-Buenos días.

Ese tono dulzón y andaluz que emplea cuando me habla me encanta. Me siento en la cama y le saludo:

-Buenos días, papa.

Como siempre, papa me lleva el desayuno a la cama y se trae el suyo. Es nuestro momentito el día, en que nos explicamos nuestras cosas. Algo que a los dos nos entusiasma.

-¿Qué vas hacer hoy?

Doy un trago al riquísimo café antes de contestar:

-He quedado con Yakumo. Quiero ir a conocer a su sobrino.

Mi padre asiente y da un mordisco a su tostada.

-Es una preciosidad de niño. Le han puesto Unki, como su abuelo Unkai. Ya veras que hermoso es. Por cierto, Neji ha llamado. Quería hablar contigo y ha dicho que volvería a llamar mas tarde.

Eso no me gusta, pero intento cambiar mi gesto. No quiero que mi padre saque conclusiones erróneas. Sin embargo, él no tiene un pelo de tonto.

-¿Has discutido con Neji?

-No.

-Entonces, ¿por qué no viene a buscarte a casa como siempre?

Sus ojos me taladraban. Se que espera la verdad.

-Mira, papa. Seamos sinceros, que ya somos mayorcitos: Neji quiere de mi algo que yo no quiero de él. Y aunque es un excelente amigo, entre nosotros nunca habrá nada más porque yo actualmente pienso en otra persona. Lo entiendes, ¿verdad?

Mi padre contesta que si. Da otro mordisco a su tostad y lo traga antes de cambiar de tema.

-¿Sabes cuando viene tu hermano?

-No me dijo nada, papa.

-Es que lo llamo y últimamente siempre tiene prisa. Pero lo noto contento, ¿Sabes por que?-Eso me hace sonreír. Si mi padre supiera…

-Lo dicho, papa, ¡ni idea de lo que va hacer! Pero seguro que vienen los tres a pasar unos días contigo. Ya sabes que Seiya….si no ve a su yayo le da algo.

-¡Ay, mi Seiya…! Que ganitas tengo de ver a esa pequeña tratillo.-Luego me mira y añade-: En cuanto a lo de Neji, a partir de este momento me doy un puntito en la boca, pero hijo, ¿no seguirás con el muchacho ese con el que te vi la última vez que estuve en Madrid?

Me rió a carcajadas.

-Tranquilo, papa… no es ese quien ocupa mis pensamientos.

-Me alegra saberlo.  Ese tenia cara de saber mas que los ratones coloraos.

Aquel comentario me hace soltar una carcajada y mi padre me acompaña con otra. Durante un buen rato demoramos en el desayuno hasta que mira el reloj.

-Me tengo que ir al taller.

-Vale, papa, ¡Te veo por la tarde!

-Pásate luego por el circuito. Estaré allí.

-¿Por el circuito? ¿Para que?

Veo la risa en su mirada y, sin desvelarme nada, se levanta de la cama.

-Tu pásate sobre las cinco. Tengo una sorpresa para ti.

Mi padre y sus secretitos. Aunque rápidamente se a lo que se refiere. Acepto la invitación mientras él se marcha y yo continuo poniéndome morado de tostadas.

Continuara…



domingo, 23 de noviembre de 2014

Pídeme lo que quieras

capitulo 32

Con el lunes comienza la semana laboral. No he vuelto a saber nada de Neji y casi lo agradezco. Cada vez que pienso lo que hice me avergüenzo. Soy un carbón con todas las letras. Me aproveche de la debilidad que siente por mí y, en cuanto conseguí lo que quise, lo deje sin pensar en sus sentimientos.

Miro mi correo mil veces, dos mil, tres mil, pero Naruto no contesta. Da la callada por respuesta y eso me enfurece más. Definitivamente no le importo. He sido un rollito mas para el y tengo que asumirlo. ¡Soy imbecil!

Mi jefa llega y hoy esta  especialmente impertinente. Sai intenta quitármela de encima y lo hace de la mejor forma que sabe. ¡Sexo! Yo me hago el tonto y hago como que no me entero de nada. En el fondo, hoy le agradezco a Sai que la tenga ocupada.

Los días pasan y mi tatuaje apenas me molesta. He seguido todas las instrucciones que Juugo me dio, y aun lo llevo bajo el plástico que el me puso.

Continúo sin noticias de Naruto.

Mi jefa, como siempre, sigue tan simpática. Me llena la mesa de trabajo hasta el ultimo día y yo, como buen pringado, me lió con el. Si hay algo que mi padre me ha enseñado es a no dejar nada a medias nunca.

El jueves salgo con mis amigos a tomar unas cervezas. Juugo esta entre ellos y me pregunta por mi tatuaje. Es el único que lo sabe y me niego a que lo sepa nadie más. Quedo con el en pasar el viernes por su estudio para que lo vea.

¡Y por fin es viernes!

En unas horas cojo las vacaciones.

Sigo sin saber nada de Naruto y del supuesto viaje a las delegaciones, por lo que lo doy por olvidado. Tras darle mil vueltas a la cabeza, decido no pensar en ello. Algo imposible, pues Naruto no me abandona.

Cuando apago mi ordenador y me despido de mis compañeros, casi no me lo creo. Voy a estar casi un mes fuera de aquella oficina, de aquel ambiente, y eso me apetece una barbaridad. Cuando salgo, voy directamente a ver a Juugo. Me ve el tatuaje y me indica que ya puedo quitar el plástico que lo protege.

Al llegar a casa, tengo un mensaje de mi hermano en el contestador.

Me pide que me quede con mi sobrina dos noches. Tiene planes con Kisame. Incapaz de hacer lo contrario, le digo que si. Mi hermano esta desatado y eso me hace sonreír.

A las nueve de la noche, mi tremenda sobrina llega a casa y se hace dueña de la televisión, mientras mi hermano, entre suspiros y aspavientos, me cuenta sus últimas hazañas sexuales. Cuando se va, mi sobrina me pide que llame a TelePizza y juntos nos comemos una pizza de jamón de Cork mientras me hace tragarme los absurdos dibujos de Bob Esponja. ¿Por qué le gustaran?

A las doce, agotado de tanto Bob esponja, Calamardo y de oír <<burguer-cangre-burguer>>, nos vamos a la cama. Seiya se empeña en dormir conmigo y yo acedo, encantado.

El domingo por la mañana, mi hermano aparece mas feliz que una perdiz, y tras decirme << ¡Ya te contare! >>, se marcha con prisas con mi sobrina. Mi cuñado lo espera en doble fila en el coche.

Aquella noche, tras un día tirado en el sofá, observo mi maleta. Al día siguiente me voy para Jerez a pasar unos días con mi padre. Me bebo un vaso de agua y me meto en la cama aunque, antes de apagar la luz de la lamparita, miro los labios  marcados de Naruto en ella. Apago la luz y decido dormir. Lo necesito.

Mí llegada a Jerez, a la casa de mi padre, como siempre es motivo de algarabía en el vecindario. Mebuki, la jarandera, me abraza; Yoshino, la de la bodega, me besuquea. Hiashi, cuando me ve, da triples mortales de alegría. Todos me quieren. Mi padre es un hombre muy apreciado. Tiene el típico taller de coches y motos de toda la vida, << Taller Uchiha>>, y es más conocido aquí que el vino fino.

Por la tarde, mientras me estoy dando un bañito en la maravillosa piscina que mi padre ha puesto en la casa, aparece Neji. Mientras nado hacia el borde, me fijo en sus pantalones blancos y e la camisa de lino naranja que lleva. Esta tan guapo como siempre y esos colores a su tono de piel le vienen fenomenal. Sonríe. Eso es buena señal.

-Hola, jerezano.

-¡Holaaaaaa!

-Ya era hora de que regresaras al hogar,  ¡Descato!

Sus palabras y su sonrisa me dan a entender que esta bien, que su enfado conmigo esta olvidado. Eso me reconforta. Salgo de la piscina con mi bañador de camuflaje y noto como recorre con sus ojos todo mi cuerpo. Mi padre, que no ve su mirada, se acerca por detrás.

-Mira quien ha venido a verte, Sasuke. ¿Quieres una cervecita, Neji?

-Gracias, Fugaku, la tomare encantado.

Mi padre se va  nos deja solos. Nos miramos y le pregunto entre risas:

-¿Queeeeeeeeee?

-Estas muy guapo.

Encantado por el piropo, murmuro mientras me seco la cara con una toalla:

-Grasciasssssss…..tu también lo estas.

Me acerco a el y le doy dos besos. Siento sus manos en mi cintura mojada y al ver que  no me suelta, le replico.

-Suéltame o mi padre le ira con el cuento al tuyo y nos organizan la boda en dos días.

-Si esa es la manera de verte mas a menudo, ¡aceptare!

Me río t el me suelta. Nos sentamos en una de las sillas.

-¿Qué tal todo?

-Bien ¿Y tu?

Neji asiente. No quiere profundizar en lo que ocurrió. En ese momento, aparece mi padre con dos cervezas y una Coca-Cola para mí.

Durante un buen rato, los tres charlamos junto a la piscina. A las ocho, Neji me invita a cenar. Voy a decir que no, que no me apetece, pero mi padre rápidamente acepta por mi. A las nueve, ya arreglado, salgo del chalet de mi padre con Neji y me monto en su coche.

Me lleva a un restaurante nuevo que han abierto en Jerez y disfrutamos de una cena agradable. Neji es simpático y con el nunca se acaban los temas de conversación. Cuando salimos de allí nos vamos a una terracita a tomar algo.

-Sasuke-me dice, cuando menos me lo espero-, si te invito a venirte conmigo unos días al Algarbe, ¿aceptarías?

Casi me atraganto, Lo miro y le pregunto:

-¿A que viene eso ahora?

Neji se apoya en la mesa y me retira un mechón que me cae en los ojos.

-Ya lo sabes.

Lo miro, desconcertado. ¿Otra vez con lo mismo? Y, antes de que pueda decir nada, se abalanza sobre mí y me da un beso. Su lengua toma mi boca.

-Tu jefe no es recomendable para ti.

¡Stop! ¿Neji me esta hablando de Naruto?

-Naruto Namikaze no es el hombre que tú crees-me dice.

-¿De que me estas hablando?

Neji me acaricia el ovalo de la cara.

-Digamos que se mueve en ambientes que no son sanos para ti.

Sin necesidad de preguntar sobre lo que habla, lo entiendo. Pero la sangre se me espesa al darme cuenta de que Neji curiosea mi vida. ¿Por qué últimamente todos me espían? Lo miro a los ojos, malhumorado.

-¿Y tu que sabes de mi jefe y de sus ambientes?

-Sasuke, soy policía y para mi es muy fácil conocer ciertas cosas. Naruto Namikaze es un rico empresario alemán al que le gustan mucho las mujeres y donceles. Se mueve en un ambiente muy selecto y me consta que le gusta compartir algo más que amistad.

Saber que Neji conoce ciertas cosas de Naruto me incomoda, me inquieta.

-Mira, no se de que hablas, ni me importa-le replico, incapaz de callarme-. Pero lo que no entiendo es que haces tú hablándome de mi jefe y de lo que hace en su vida privada.

-Sasuke, tu jefe no me importa, pero tu si-aclara mirándome-. Y no quiero que tomes una decisión equivocada. Se quien eres, me gustas y no quiero que nadie pueda jorobar lo nuestro.

-¿Lo nuestro? ¿Y que es lo nuestro?

-Lo nuestro es lo que tú y yo tenemos. Nos gustamos hace años y…

-Diossssssss……Diossssssss…-murmuro horrorizado.

-Sasuke ese hombre no…

-¡Se acabo! No quiero oírte hablar de mi jefe, ni de mi vida privada, ¿entendido?

Neji dice que si con la cabeza y nos envuelve un silencio incomodo.

-Llevame a casa o me iré solo, ¡elige!-le digo, levantándome.

Se levanta, apura su copa y se saca las llaves del coche del bolsillo.

-Vamos.

Nos montamos en su coche. Conduce y ninguno de los dos hablamos. Cuando llegamos a la puerta de la casa de mi padre, para el motor me mira y susurra:

-Sasuke, piensa en lo que te he dicho.

Y acercándose a mí, me besa. Me toma los labios con dulzura y yo en un principio le respondo, pero, cuando Naruto aparece en mi cabeza, me aparto. Abro la puerta del coche, me bajo y camino hacia la casa de mi padre, maldiciendo.

Continuara…








domingo, 9 de noviembre de 2014

Pideme lo que quieras

capitulo 31

Cuando llego al Amnesia, mis amigos me preguntan por Neji. Mis señas les indican que no quiero hablar. Respetan mi silencio y no vuelven a preguntar. Mi buen amigo Juugo se acerca a mí y me pide una Coca-Cola.

-Bebe…Te sentara bien.

Una hora después, ya estoy más relajado. Juugo se ha encargado de hacerme sonreír y solo me ha permitido beber Coca-Cola. Según el, el alcohol no es bueno para las penas. Mientras todos hablamos, me fijo en su brazo. Su tatuaje me llama la atención. Por ello lo agarro y lo acerco a mí.

-¿Este es nuevo?

-Si ¿te gusta?

Asiento.

Siempre me han gustado los tatuajes y los hombres que lo llevan.

Algo que, ni por asomo tiene Naruto. Su piel es suave e impoluta, algo de lo que carece Juugo, que es tatuador y un ferviente amante de grabar su piel. De pronto, se me ocurre algo.

-Juugo, ¿tú me harías un tatuaje?

Sus ojos me miran.

-Claro que si. Cuando tú quieras, Sasuke.

-¿Cuánto me cobrarías?

Juugo sonríe.

-Nada, cielo. A ti te lo hago gratis.

-¿En serio?

-Que si, petardo.

-¿Me lo harías ahora?

Sorprendido, deja su cerveza sobre el mostrador y repite mis palabras:

-¿Ahora?

-Si.

-Son las cinco de la madrugada.

Sonrió. Pero, dispuesto a conseguir mi propósito, me acerco a  el.

-¿No crees que es una hora estupenda para hacelo?

No hace falta seguir hablando. Juugo me agarra con fuerza de la mano y salimos del bareto. Nos montamos en su moto y me lleva hasta su estudio, su negocio de tatuajes. Al entrar, enciende las luces y yo miro a mí alrededor. Cientos de dibujos colgados por las paredes, el trabajo de Juugo durante todos aquellos años.
Tribales, nombres, caricaturas, dragones…

-Bueno, don impaciencia. ¿Qué tatuaje quieres que te haga?

Sin moverme, sigo observando las fotos hasta que veo algo y entones se lo que deseo tatuarme. Se sorprende cuando se lo digo, pero buscamos en sus plantillas lo que quiero. Decidimos el tamaño. No muy grande, pero que se vea. Decidido, trabaja en la plantilla. Veinte minutos después, me mira.

-Ya lo tengo, precioso.

Nervioso, respondo afirmativamente. Me lo enseña.

Observo su diseño y sonrió. Me invita a sentarme en la camilla donde hace los trabajos.

-¿Dónde quieres que te tatué?

Durante unos instantes, dudo. Quiero que aquel tatuaje sea algo muy intimo, que solo vea quien yo quiera y que siempre…siempre me recuerde a el. A Naruto. Al final. Convencido de lo que quiero, me toco en la zona de la pubis y susurro:

-Aquí, quiero que lo tatúes aquí.

Juugo sonríe. Yo lo hago también.

-Nene, será un tatuaje muy sensual. Lo sabes ¿verdad?

-Si, lo se-contesto.

Juugo asiente y pregunta, mientras coge una aguja:

-¿Estas seguro, Sasuke?

-Si-afirmo con rotundidad.

-Vale precioso, entonces tumbate.

Mientras hablamos y escuchamos a Bon Jovi, Juugo traba sobre mi cuerpo. Los pinchazos de la aguja me duelen, pero no es comparable con el dolor que tengo en mi corazón por culpa de Naruto. Sobre las siete de la mañana, Juugo deja la aguja sobre la mesita y me lava con agua.

-Ya esta, precioso.

Me levanto, ansioso por ver el resultado.

En calzoncillos, me dirijo hacia un espejo y el corazón se me encoge a leer sobre mí pubis: << Pideme lo que quieras>>.

Cuando llego a casa, sobre las ocho de la mañana, estoy agotado y algo dolorido por el tatuaje. Pero abro el portátil. Descargo las fotos que hice con mi móvil y decido cual enviar. Después abro mi correo y escribo.

De: Sasuke Uchiha.

Fecha: 22 de julio de 2012 08. 11

Para: Naruto Namikaze.

Asunto: Noche satisfactoria

Para que veas que lo que te prometí lo cumplo y lo disfruto.

Atentamente,

Sasuke Uchiha.

Adjunto al mensaje una foto en la que se me ve sobre una cama con Neji besándome. El tatuaje ni lo menciono. No se lo merece. Quiero que se sienta mal. Que vea que sin el mi vida sigue. Tras leer el escueto mensaje cien veces, lo envió. Cierro el portátil y me marcho a dormir.

Continuara….

Te esperare toda mi vida

capitulo 9

-¡La madre que te parió, Sasuke! Mira que eres patoso-chilló Iruka tras lograr salir del agua por una pequeña escalerita de madera rústica-. ¿Pero adonde estabas mirando? 

-...Asumo lo de patoso ¡Lo siento!-se disculpó, quitándose el pelo enmarañado de la cara mientras la gente a su alrededor continuaba corriendo para resguardarse de la lluvia-. He debido chocar contra alguien y... No sé... no sé qué ha pasado. 

-Ay, Dios... Estoy congelado. Tengo los pezones como dos botones-murmuró Deidara, con todo el pelo pegado en la cara. 

De pronto, los tres se miraron serios y comenzaron a reír. La situación era de lo más rocambolesca. Estaban en el puerto de Edimburgo, calados hasta los huesos, con el maquillaje corrido por la cara y un aspecto patético. Una vez que se tranquilizaron, miraron hacia donde minutos antes estaba el autobús que los llevaría directos al hotel. 

-¡Perfecto, hemos perdido el bus! Ahora nos tocará pillar un taxi y, en cuanto escuchen nuestro acento guiri, nos van a clavar. Ya lo veréis-se lamentó Iruka. 

-Madre mía, qué oscuridad-susurró Sasuke mirando a su alrededor-. No hay ni una sola luz en toda la ciudad. ¡Menudo apagón! 

-Uf, no se ve ni un puñetero coche-se quejó Deidara-. Pero si no recuerdo mal, podemos subir por allí hasta casi el castillo. 

-¡Pero está diluviando!-se quejó Iruka. 

-¡Y qué más da!-replicó Sasuke-. Si ya estamos empapados... 

Ante ellos pasó una vieja carreta; debía de ser de los feriantes. Sasuke la paró y preguntó a los ocupantes:
 
-¿Van ustedes hacia el castillo? 

El matrimonio, extrañado por su acento, observó a los tres muchachos y asintió. Sasuke volvió al ataque. 

-¿Podrían llevarnos hasta allí? Se lo agradeceríamos mucho, mucho, muchísimo. 

Cinco minutos después, los tres muchachos iban sentados en la trasera de la carreta, empapados y muertos de frío. Al rato, el rudimentario vehículo se detuvo y la mujer del feriante se bajó del pescante y se acercó a ellos. 

-Se tienen que apear aquí. Nosotros seguimos viaje hacia Glasgow. Pero si suben por esa ladera, enseguida llegarán al lateral de la fortaleza. 

Congelados, se apearon y les dieron las gracias antes de echar a andar hacia donde la mujer les había indicado. Una vez que alcanzaron la muralla lateral del castillo, la rodearon y llegaron a una oscura y pestilente calle adoquinada.

-¡Qué peste!-se quejó Iruka
 
-Huele peor que el aliento de una hiena-corroboró Sasuke. 

Los otros dos se pinzaron la nariz con los dedos y asintieron. ¿En dónde estaban, que había semejante peste a podrido? Cinco minutos después, una vez que dejaron atrás el mal olor, comenzaron a subir una cuesta.

-¡Vamos por buen camino!-gritó encantada Deidara- ¿Recordáis ese callejón y ese arco?-sus amigos negaron con la cabeza y el prosiguió-. Si mal no recuerdo, el otro día nos paramos allí para contemplar El Hub. O como dijo Iruka, «el cachirulo» ese que sólo tiene ciento cincuenta años. ¿Lo recordáis? 

-Ah, sí -asintió Sasuke, mientras los dientes le castañeaban.
 
-Venga, ánimo, mis niños. Detrás del Hub está nuestro hotel. 

-Ay, Dios-susurró Iruka-. Estoy deseando llegar para quitarme esta ropa y darme una ducha calentita. 

Una vez llegaron al callejón, los tres se pararon en seco. Fue Iruka la primera que habló. 

-No veo nada, el apagón ha afectado a todo Edimburgo. 

Sasuke y Deidara se quitaron el agua que corría por sus caras, era extraño, pero ante ellos sólo había oscuridad. No se veía la cúpula del Hub. 

-Qué raro-susurró Deidara, intentando ver más allá del diluvio-. Yo juraría que el Hub estaba allí... 

-Pues una de dos, o ha encogido por la lluvia o no está-se quejó Iruka. 

-Quizá te has equivocado de callejón-suspiró Sasuke sacando su iPhone negro del bolsillo-. Venga, continuemos andando. 

Mientras caminaban en la oscuridad, intentó encender el aparato. Fue inútil. El móvil estaba empapado por el chapuzón en el puerto. 

-¡Joder! ¿Pero dónde se meten los puñeteros taxis cuando se les necesita?-gruñó Iruka buscando a su alrededor.

La calle estaba vacía y oscura como la boca de un lobo, a excepción de un par de hombres y algunas mujeres con una pinta desastrosa. 

-Mi iPhone no se enciende ¡Ha entrado en coma! Intentadlo vosotros; a ver si vuestros móviles pillan cobertura y podemos llamar a un taxi. 

Deidara sacó el suyo del bolsillo y, tras intentar encenderlo, inició una sarta de blasfemias.
 
-¡Mierda! Mi Blackberry está empapada y no furula. Con el pastón que me costó.

-Mi móvil tampoco va-suspiró Iruka-. Pero no me extraña, con el bañito que nos hemos dado, es para eso y más. 

De pronto, Iruka reconoció algo y gritó. 

-¡Mirad, eso es el Grassmarket! Allí está la West Bow. 

Felices al encontrar un punto de referencia, los tres corrieron hacia la fuente. Estaban seguros de que si había un taxi libre en la zona, estaría allí; pero se sorprendieron al encontrar el lugar sombrío y solitario. 

-Uf, verdaderamente Edimburgo es tenebroso por la noche-suspiró Iruka  mirando a su alrededor-. Se me están poniendo los pelos como escarpias. 

-Y que lo digas-asintió Sasuke. 

De pronto se escucharon gritos y, ni cortos ni perezosos, corrieron hacia donde parecía haber disturbios. Calle arriba, cuatro hombres asaltaban a una mujer y una niña. Las tenían acorraladas contra una pared y, por sus gestos, Sasuke pudo ver que éstas tenían miedo. Un hombre se bajó de un coche de caballos e intentó acudir en su auxilio, pero los agresores le golpearon y derribaron de inmediato. Uno de los ladrones se montó en el coche y, azuzando a los caballos, desapareció con él. Mosqueado por aquello y sin pensárselo dos veces, Sasuke se plantó ante ellos, sorprendiéndoles. 

-Eh, vosotros, ¿qué narices hacéis? 

Los hombres lo miraron. El que parecía el jefe de la banda se adelantó hacia Sasuke. 

-Por Dios ¡qué pinta de guarro tienes!-murmuró, al ver su aspecto sucio y desaliñado. 

Nadie rió a excepción de el y Deidara. Los hombres, alejándose de sus primeras víctimas, se encararon a Sasuke y los otros dos jóvenes. 

-Tres donceles y, por lo que veo, con ganas de pasarlo bien-dijo otro acercándose al jefe. 

Sorprendidos por sus malas pintas, Deidara susurró a sus amigos. 

-¿Pero de dónde salen estos tíos? 

-A juzgar por su peste, de la cloaca más cercana-respondió Sasuke atento a sus movimientos. Estaba claro que las iban a atacar. 
Uno de ellos se movió por el lateral derecho de Sasuke y el, sin darle tiempo, le propinó una patada en el estómago que le dejó sin conocimiento. Impresionados, el resto de la banda entró en acción. El segundo atacó con un palo que Sasuke eludió, con una maestría increíble, agachándose y quitándoselo de las manos, para golpearle con él en las piernas. El agresor cayó de bruces contra el suelo. En ese momento, Iruka, tras interpretar una mirada de Sasuke, corrió a ponerse junto a la anciana para protegerla y asistirla.
 
-Tranquila señora-susurró Iruka, sentando a la mujer en un escalón-. Es karateka, y de los buenos. 

La mujer lo miró con gesto extraño y comprobó que la pequeña estaba bien. Iba a preguntar algo cuando el grito del tercer hombre atrajo su atención. El muchacho que se enfrentaba a ellos le había cogido del cuello y, como si de una pluma se tratara, le tumbó en el suelo y le dio un puñetazo seco en el pecho. Después se quitó al cuarto atacante de encima barriéndole de una patada. No tuvo que hacer más. Deidara había cogido el palo que Sasuke había soltado momentos antes y le dio un golpe en la espalda. El hombre quedó despatarrado en el suelo junto a sus amigos. 

Una vez que pasó el peligro, Sasuke miró a su amigo, riéndose. 

-Vaya leñazo que has atizado al greñas. 

-En cuanto puedas lávate las manos, mi niño-susurró Deidara, soltando el palo-. Esos tipos tienen más mierda que el palo de un gallinero. 

Tras cruzar una cómica mirada entre ellos, se encaminaron hacia donde estaba Iruka. La mujer y la niña las miraban alucinadas. 

-¿Estáis todas bien?-preguntó Sasuke acercándose a ellas, mientras Iruka auxiliaba al cochero malherido, que parecía recuperar la conciencia. 

Las desconocidas la miraron, incrédulas por lo que aquel joven había hecho. Pero fue la señora mayor, una mujer de pelo rojizo, la que habló con voz preocupada. 

-¿Muchacho, estás bien? 

-Sí, señora, no se preocupe. Las clases de karate sirven para algo. 

Una niña de unos seis o siete años, rubita y con unos preciosos ojos azules, salió de entre sus faldas. 

-Eres tan fuerte como mi padre-dijo, con una sonrisa encantadora. 

Aquel comentario hizo sonreír a Sasuke y le guiñó un ojo. La niña respondió con simpatía. 

-Gracias cielo. Y porque llevaba esta ropa tan incómoda-dijo señalándose la vestimenta-, porque si me pillan con mis vaqueros y las 
Nike, me los cepillo a los cuatro en un santiamén. 

Iruka ayudó al hombre a levantarse y le miró la brecha. 

-Creo que vas a necesitar un par de puntitos en la frente. Lo mejor sería que te miraras la herida cuanto antes, ¿de acuerdo?-le recomendó. 

El hombre asintió.
 
-Kosuke, ¿está bien?-preguntó la mujer de pelo rojizo. 

-Sí, mi lady, pero... Pero... se han llevado el...-susurró él, tocándose el enorme chichón que crecía por momentos. 

Al escuchar «mi lady», Sasuke y Deidara se miraron y sonrieron. La mujer, preocupada se acercó al hombre con gesto angustiado. 

-Kosuke, no te preocupes por nada. Lo importante es que te encuentras bien y esos canallas se han marchado. 

-Pero el equipaje... Señora yo...-balbuceó. La mujer le cortó de nuevo. 

-Eso no importa, Kosuke. Sólo me preocupa saber que todos estamos bien. Entra en la casa y que Naori te mire esa fea herida. Después ordena que preparen el otro carro. Quiero salir cuanto antes de Edimburgo. 

-¿Vienen ustedes también de la cena medieval?-preguntó Iruka.
Su indumentaria era parecida a la de ellos, aunque parecía mejor confeccionada y, sobre todo, de mejor calidad. Pero lo que realmente llamó su atención es que estaban secas. 

-Marchábamos de viaje cuando esos hombres nos abordaron-contestó la mujer.
 
-¿Les han robado el equipaje?-preguntó Iruka. Ellos asintieron. 

-¡Qué sinvergüenzas!-susurró Deidara

Comenzó a lloviznar. 

-¿Quieren pasar y secarse un poco?-preguntó la mujer algo nerviosa. 

Los chicos se miraron entre sí, pero tras comunicarse en silencio, Sasuke rechazó la oferta mientras comenzaban a caminar calle arriba. 

-Se lo agradecemos señora, pero no queremos ocasionar más estorbo, y máxime cuando está a punto de salir de viaje. Además, si le soy sincero, no veo el momento de llegar a nuestro hotel para darme una ducha calentara, tomarme un cafetito ardiendo y meterme en la camita. 

-No es buena idea deambular por las calles. Corren malos tiempos-les apremió la mujer, mirando a su alrededor. 

-No se preocupe. Pobrecito el que se atreva a tosernos-replicó Sasuke, sonriendo. 

Sin más, se despidieron de ellas y continuaron su camino mientras la mujer, apostada en la puerta de su casa, los miraba con preocupación.

Continuara…..